El impacto medioambiental de la energía solar es nulo, ya que esta energía es limpia e inagotable (al menos de aquí a unos 5.000 millones de años, en los que se prevé que se extinga el astro rey de manera definitiva). Pero, si hablamos del impacto ambiental de la energía solar de manera indirecta, es decir, mediante la fabricación de paneles solares, los resultados no son tan positivos, puesto que su fabricación precisa de materiales que pueden resultar tóxicos, como el cadmio y la plata, además de las grandes extensiones de terreno que se necesitan para diseñar las instalaciones de las centrales térmicas solares. Ahora bien, su fabricación sigue compensando si se compara con la contaminación que generan los combustibles fósiles.
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